Workaholic ¿Yo?

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Identifica si eres adicto a tu trabajo y recupera el equilibrio.

Te la vives en la oficina y los fines de semana no dejas de trabajar, de lo único de lo que hablas es de tu entorno laboral y no tienes tiempo para nada más… es posible que seas workaholic.

El término se refiere a aquellas personas que son adictas a sus quehaceres laborales y les dedican la mayor parte de su tiempo, relegando al segundo plano a la familia, los amigos y el tiempo de ocio. También es conocida como laborodependencia.

Cómo sé si soy uno de ellos

  • Eres competitivo, ambicioso y con necesidad de destacar o solitario, inseguro y aislado del ámbito social
  • Buscas autoafirmación, dinero, éxito, poder y reconocimiento
  • Intentas compensar alguna carencia con la sobrecarga de trabajo
  • Te excusas por no asistir a reuniones, diciendo que tienes pendientes
  • No respetas los horarios de oficina ni de descanso
  • Necesitas hacer listas de tus tareas a realizar
  • Prefieres estar en tu lugar de empleo que en tu casa
  • Sigues con tu “chamba” aún cuando no es necesario
  • Hace mucho tiempo que no tomas vacaciones
  • Sientes culpabilidad cuando no estás trabajando
  • Te gustaría que los demás se esforzaran tanto como tú
  • Piensas continuamente en lo que no hiciste o tienes que hacer
  • Llegas a sentir vacío emocional o agobio
  • Experimentas estrés, insomnio, irritabilidad, ansiedad o depresión

“Lo acepto” ahora qué hago

Es necesario que te reconozcas y que informes a tu familia que quieres tratarlo, sobre todo, recuerda que lo importante es recuperar el equilibrio, para ello:

  • Duerme diariamente ocho horas. No hay sustitutos para el descanso y las horas perdidas no se pueden recuperar.
  • Disfruta tus días de descanso con familiares o amigos. Organízate para que fuera del trabajo te dediques exclusivamente al esparcimiento.
  • Aliméntate bien. Nada debe intervenir en tu sana alimentación, cuando sea la hora de la comida tómala completa y si un día no te es posible, guarda en tu cajón snacks saludables.
  • Pon límites. ¡No te lleves nada a casa! Deja esos papeles en tu escritorio y retómalos al día siguiente. Si trabajas en casa, mantén los documentos en tu oficina. Desintoxícate de los pendientes.
  • Haz ejercicio. El trabajo no te va a poner en forma. Necesitas estar sano para esos momentos en los que sea realmente necesario poner un esfuerzo extra.
  • Planea tu día. Haz una lista de prioridades y elabora sólo una o dos a la vez. Es mejor concluir una por una que no terminar nada.

El objetivo no es dejar de trabajar, sino lograr un equilibrio entre tu vida laboral y personal. El empleo es algo muy importante para el desarrollo de todo ser humano, pero no debe convertirse en el centro de tu existencia; hay otros aspectos que tienes que cuidar y desarrollar para encontrar tu plenitud.



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