El embarazo y las enfermedades sistémicas

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Si una mujer embarazada presenta un problema cardiaco que no limita su actividad física normal,¡no te preocupes!, lo más probable que el embarazo y el parto se logren sin complicación.

Cerca de 1% de las mujeres embarazadas padecen enfermedades del corazón. Éstas ocupan el primer lugar como causa de muerte materna entre los problemas incidentales del embarazo y el cuarto lugar, después de hemorragias, preeclampsia e infección, dentro del total de muertes maternas. La enfermedad reumática cardiaca es la de mayor prevalencia y los males congénitos del corazón constituyen 25% de los casos.

Para determinar la situación del corazón durante el embarazo de una mujer en particular, es necesario tomar en cuenta varios factores que incluyen: su respuesta a la actividad física, si existe un historial de falla cardiaca, el tipo de enfermedad del corazón que padece y su edad. Si el problema cardiaco no limita la actividad física normal, es probable que el embarazo y el parto sean normales, siempre y cuando la persona no se someta a actividades físicas extenuantes, repose lo suficiente, evite las infecciones y esté bajo el cuidado de un obstetra y un cardiólogo que se mantengan alerta ante cualquier señal de falla cardiaca temprana. De esta manera, se evitarán riesgos excesivos y su enfermedad del corazón no se verá afectada por el embarazo.

Si una mujer limita su actividad física debido a que le causa fatiga indebida, falta de aire, palpitaciones o dolor en el corazón, pero nunca ha sufrido fallas cardiacas, será raro que padezca este problema si sigue un régimen estricto diseñado por sus médicos para el embarazo completo, el parto y el puerperio (el periodo posterior al nacimiento) y si no surge ninguna complicación del embarazo o de su enfermedad cardiaca.

Aunque un corazón enfermo puede sobrellevar la carga adicional del embarazo, es posible que no sea capaz de soportar otras cargas. Esto se aplica en aquellos casos en que la mujer embarazada gana una cantidad excesiva de peso, desarrolla preeclampsia, enfermedades renales o pulmonares o infecciones, si exagera su actividad física, está sujeta a estrés emocional repentino y grave, o bien, si está anémica. Las posibilidades de que una mujer con enfermedad cardiaca seria presente fallas aumentan si es mayor de 35 años.

Más de 50% de las mujeres que han sufrido fallas cardiacas antes de embarazarse, vuelven a hacerlo durante la gestación, por lo general entre el quinto y el noveno mes, que es cuando el corazón tiene la mayor carga de trabajo. Debido a que muchas mujeres con un historial previo de falla cardiaca presentan dificultades durante el embarazo, obstetras y cardiólogos las obligan a restringir seriamente su actividad física y tratan de mantenerlas hospitalizadas bajo estricta supervisión médica. Algunas mujeres con problemas cardiacos graves permanecen hospitalizadas y en cama durante todo el embarazo para evitar las fallas cardiacas. Algunas veces se ha recurrido a la cirugía del corazón en los primeros meses del embarazo y aunque éste es un procedimiento peligroso, se ha logrado evitar la estancia prolongada en la cama en algunos casos y en otros, ha mejorado el pronóstico.

Es frecuente que las mujeres con enfermedades graves del corazón den a luz prematuramente y que sus partos sean cortos y sencillos. Hay una mayor mortalidad de los fetos en estas circunstancias porque muchos embarazos son interrumpidos y porque la mayoría de los bebés de mujeres con males cardiacos nacen en forma prematura. Los bebés que no son prematuros no presentan diferencias notables con respecto a los de madres normales.



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