Enfermedades trofoblásticas: el coriocarcinoma

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Generalmente, para que se desarrolle un coriocarcinoma debe haberse presentado antes un embarazo normal, un aborto o la expulsión de un quiste.

El coriocarcinoma es un tipo raro y extremadamente maligno de tumor que se deriva del trofoblasto (celulas que dan origen a la placenta).

Se desconocen las razones por las cuales las células coriónicas sufren el cambio canceroso que exagera su tendencia natural de invadir el músculo uterino y romper los vasos sanguíneos. La frecuencia con la que se produce el coriocarcinoma es de uno por cada 160 mil embarazos normales. En casi 50% de los casos el tumor se forma a partir de un quiste hidatidiforme, en otro 25% después de un aborto y en 25% después de un embarazo normal.

En ocasiones, aparece después de un embarazo en las trompas, conocido también como embarazo ectópico.

El coriocarcinoma que se desarrolla como tumor teratoide del ovario -es decir, formado por diferentes tejidos- no está relacionado con el embarazo y no debe confundirse con el que se describe aquí. En general, para que se desarrolle un coriocarcinoma debe haberse presentado antes un embarazo normal, un aborto o la expulsión de un quiste, y el útero no ha regresado a su tamaño normal. La mujer comienza a sangrar por la vagina y la pérdida de sangre puede ser moderada o abundante.

Los tejidos que se obtienen por raspado pueden, pero no siempre lo hacen, indicar coriocarcinoma. El tumor se origina en el útero, donde forma una masa esponjosa y sangrante de tejido que se rompe con facilidad o una úlcera irregular. El examen microscópico revela células del trofoblasto. Dichas células se diseminan rápidamente a través del torrente sanguíneo y producen tumores secundarios en pulmones, cerebro, hígado u otros órganos.

En épocas anteriores, el coriocarcinoma era casi invariablemente fatal, pero en la actualidad un número impresionante de pacientes (dos de cada tres) han sobrevivido durante muchos meses después de la administración de agentes quimioterapéuticos. La mayoría de las personas que trabajan en este campo emplean metotrexato, un fármaco que impide la conversión del ácido fólico a folínico, que es esencial para la síntesis de ácidos nucléicos, el material básico para la veloz reproducción de las células tumorales; de esta manera, se evita su multiplicación.



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Asimismo, se están empleando otras sustancias citotóxicas (que destruyen a las células) para el tratamiento del coriocarcinoma, de igual manera que se están probando otros agentes quimioterapéuticos, como la actinomicina D -un antibiótico- que ha tenido resultados favorables. La extirpación del útero es una medida común en el tratamiento de este tumor, pero no siempre se lleva a cabo.

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