Enfermedades trofoblásticas: Quiste hidatidiforme

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Las mujeres que desarrollan este tipo de quistes presentan síntomas de embarazo y su útero generalmente crece con mayor rapidez de lo normal.

El quiste hidatiforme es una anormalidad del huevo fértil (óvulo) en la cual al ser fecundado, los cambios iniciales del embrión convierten a las vellosidades de la placenta en una masa de vesículas o ampollas parecidas a una uva y traslúcidas, llenas de un fluido gelatinoso o acuoso.
En los casos típicos, el útero se distiende debido a la presencia de una masa esponjosa de éstas vesículas. Se desconoce la causa de los cambios primarios en el quiste, aunque se le ha descrito correctamente como un aborto temporalmente retrasado de un óvulo estéril, ya que el embrión está ausente o muerto. La condición inmediata que genera el crecimiento hidatidiforme es la desaparición de los vasos sanguíneos en las vellosidades, la continuación del crecimiento y, con frecuencia, el agrandamiento excesivo del trofoblasto (células que dan origen a la placenta). La distensión de las vellosidades provocada por el líquido se debe a que no hay actividad del trofoblasto en la circulación funcional de éstas últimas.

Hay muchos grados de cambio hidatidiforme en los óvulos, pero la mayoría, que casi siempre se dan en los más jóvenes, no son lo suficientemente notorios para considerarse quistes hidatidiformes. Los verdaderos quistes de este tipo se caracterizan por la hiperplasia, o crecimiento excesivo del trofoblasto, inflamación de la estructura de tejido conjuntivo de las vellosidades y desarrollo defectuoso de los vasos sanguíneos de las vellosidades (que aproximadamente se da una vez por cada dos mil embarazos).

No son tumores ni el resultado de un embarazo previo, sino una anormalidad de la gestación en curso y suele suceder que, cuando el embarazo es de gemelos, un feto sea normal y el otro huevo forme un quiste. Cerca de 80% de estos quistes son expulsados alrededor de la 20ª semana y no causan ningún otro problema a la paciente.

Por otra parte, aproximadamente 16% de los hidatidiformes invaden el tejido uterino y provocan sangrado. Este tipo de quiste se llama invasivo o corioadenoma destruens, que en algunos casos perfora el útero y provoca la muerte por hemorragia. En situaciones muy raras, las vellosidades del quiste llegan a los pulmones o el cerebro, entonces la paciente puede sufrir una hemorragia pulmonar o morir por hemorragia cerebral.

Las mujeres que desarrollan quistes hidatidiformes presentan síntomas de embarazo y su útero generalmente crece con mayor rapidez de la debida; tiene mayores probabilidades de sufrir preeclampsia y comienza a padecer sangrados vaginales, generalmente alrededor de la semana 20 de gestación. El quiste es expulsado por la vagina o, si la hemorragia es grave, el médico puede extirparlo quirúrgicamente.

En 2.5% de las pacientes, el hidatidiforme puede volverse coriocarcinoma, un tumor altamente maligno del trofoblasto. Debido a lo anterior, las mujeres con este tipo de quiste deben ser monitoreadas por su ginecólogo con mucha frecuencia. El sangrado continuo o un aumento marcado en la cantidad de gonadotropina coriónica en su orina o sangre después del paso de un quiste, puede indicar que es invasivo o un coriocarcinoma.



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En muchos de estos casos, la quimioterapia ha resultado efectiva, aunque puede ser necesario extirpar el útero. Dado que el diagnóstico es complicado y hay diferencias entre las situaciones, el tratamiento debe ser personalizado, es decir, debe establecerse de acuerdo a quien lo padece.

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