Numerosos estudios muestran que los sobrevivientes de cáncer tiene diversas reacciones ante la conclusión de sus terapias, pero sobre todo, coinciden en el temor a que la enfermedad regrese (recurrencia) o aparezca en otra parte del cuerpo.
Puede haber ocasiones en que tu miedo sea tan fuerte que no te permita disfrutar de la salud que tienes, no descanses ni te alimentes lo suficiente e incluso abandones tus visitas al oncólogo porque “Qué tal que lo encuentra de nuevo”.
Factores que pueden contribuir a tu ansiedad
- Consultas de seguimiento o exámenes rutinarios
- Fechas relacionadas con tu enfermedad, por ejemplo el día en que te dieron el diagnóstico, el de tu operación o cuando terminaste de tomar medicamentos
- Tu cumpleaños
- Síntomas o dolencias parecidas a las del cáncer
- Fallecimiento de alguien que conociste en el hospital o grupo de apoyo
- Referencias de la vida cotidiana que remitan a cuando lo padecías, por ejemplo, si utilizabas un jabón especial para bañarte o comías algún alimento
“No quiero sentir más temor ¿qué hago?”
- Como al principio: Infórmate. Habla con tu médico y pregúntale cómo puedes contribuir a que tu salud mejore
- Trabaja en tu capacidad para expresarte. No dudes en decirle a tu familia y amigos cómo te sientes. Si eres tímida, vuélcalo en un diario para recuperar el control y no dejar que el cáncer dicte en tu vida
- Mantente activa. Sal con amigas, al parque, de compras, haz cualquier cosa que te ayude a despejar tu mente
- Recupera o crea nuevas rutinas. Busca un pasatiempo y emprende planes atrasados
- Encuentra todos los medios posibles para relajarte. Así alejas el miedo y la ansiedad
Sé consciente de que así como el cáncer modificó tus hábitos ahora que terminaste los tratamientos, también necesitarás hacer nuevos ajustes y acoplarte poco a poco.
Varios estudios coinciden que para liberarte de la ansiedad puedes recurrir a diversas técnicas de relajación. Aquí te damos dos ejemplos sencillos para comenzar.

Shhh… La guía definitiva para enseñarle a tu bebé a dormir


Sesión de relajamiento 1
- Encuentra tu habitación de descanso. Pide que no te molesten porque es tiempo para ti
Genera el ambiente propicio. Apaga las luces, cierra las ventanas y elige un sillón o silla cómoda
Busca tu posición ideal. Si cierras los ojos te será más sencillo acomodarte - Respira lenta y profundamente. No sólo lo hagas con el tórax, enfócate en tu estómago
- Identifica y relaja todos los músculos de tu cuerpo. Inicia por la cara y baja poco a poco, debes percibir una agradable sensación de bienestar
- Por turnos, contrae, sostén y relaja:
Cara: Arruga el entrecejo, eleva las cejas, frunce los labios y haz muecas
Mandíbula y cuello. Aprieta los dientes, afloja la mandíbula y después lleva la barbilla al pecho
Hombros. Súbelos hacia tus orejas
Brazos. Cierra el puño, llévalo al hombro y haz presión con todo tu brazo, cambia al otro lado
Tórax. Saca el pecho
Estómago. Súmelo
Parte inferior de la espalda. Estírate hacia atrás, hasta formar un arco con el estómago hacia fuera
Nalgas. Apriétalas
Muslos. Júntalos
Pantorrillas. Estira los dedos de tus pies hacia tus rodillas
Pies. Imita ponerte “de puntas” como una bailarina de ballet
- Si descubres que estás pensando en otra cosa. Vuelve a la respiración
- Revisa una vez más que cada parte de tu cuerpo esté relajada e imagina una escena tranquilizante. Una playa, una silla frente a la chimenea, una lluvia intensa, concéntrate en los detalles
- ¿Qué ves a tu alrededor?, ¿A qué huele?, ¿Qué escuchas? Por ejemplo, si estás en la playa, ¿cómo se siente la arena bajo tus pies? ¿Percibes algún sabor?
- Sigue respirando profundamente y repítete lo cómoda y segura que te sientes
- Tómate unos minutos más para disfrutar la sensación de confort
- Cuando estés lista, mueve suavemente las manos y los pies y regresa con calma a la realidad, al espacio donde estás sentada
- Abre los ojos y espera hasta estar completamente alerta. Notarás el cambio luego de terminar el ejercicio
- En plena conciencia, sigue complaciéndote con tu estado y procura mantenerlo durante todo del día
Es normal que al principio te cueste un poco de trabajo, pero poco a poco irás mejorando tu técnica y encontrarás los métodos que más se adapten a tus gustos.
Sesión de relajamiento 2 (10 minutos aprox.)
- Siéntate y ponte cómoda. Si traes ropa ajustada, desabróchala. Cierra los ojos
- Intenta aclarar tu mente y relaja todos los músculos como en el ejercicio anterior
- Enfócate en tu brazo derecho y repite: «Mi brazo derecho se siente pesado y caliente», dilo tantas veces como sea necesario hasta que así lo percibas
- Una vez que lo logres, continúa con todo tu cuerpo, yendo de la cabeza a los pies
Puedes alternar los dos ejercicios y crear tu propia rutina. Mientras más lo hagas, más pronto sabrás qué es lo que te funciona. Si después de varios intentos no has logrado tranquilizarte, pregunta a tu médico por otras alternativas.