El más importante es que viven con un miedo permanente al no saber hasta donde puede llegar esa violencia. Además experimentan sentimientos negativos respecto a su propia persona, pues piensan que nadie los ama o que son la causa de las peleas y, en muchas ocasiones, terminan por repetir el patrón de sus padres, ya sea desde la perspectiva del agresor o de la víctima –depende con quien se encuentren más vinculados–.
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Martha Mujica, quien ha trabajado en el área de atención de víctimas de la PGR, explica que mientras el niño esté expuesto a situaciones de maltrato a más temprana edad puede tener alteraciones en la arquitectura cerebral y a nivel endocrinológico que le causen trastornos irreversibles.
“Depende del tipo de violencia y el tiempo que ha estado expuesto a una situación así, es decir, si fue sólo un evento o sucedieron en repetidas ocasiones a lo largo de los años. No hay una categoría lineal para medir los efectos, pero está comprobado que toda su estructura neurológica y mental se va amoldando poco a poco a ese tipo de situaciones y muchas veces su desarrollo termina por detenerse en todos los aspectos”, dice.
Por su parte, Sandy Poire, Directora de Protección Integral y Contenidos Temáticos de la Fundación Save The Children, señala que todos los niños que han padecido agresiones y no han recibido ningún tratamiento, pueden presentar uno o varios efectos”, de acuerdo con esta asociación éstos pueden ser:

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Físicos
- Sobresaltos por ruidos fuertes
- Dificultad para conciliar el sueño
- Dolores de cabeza permanentes
- Desajustes en procesos digestivos
- Dolores de estómago y principios de gastritis
- Incontinencia urinaria por situaciones de violencia directa o miedo a ella
A nivel cognitivo
- Problemas de atención, retención y memoria
- Bajo desempeño escolar
- Complicaciones en la capacidad de escritura
- Retraso en el desarrollo de lógica matemática
De conducta
- Timidez extrema
- Desinterés por el interactuar con el entorno
- Hiperactividad
- Ataques de ansiedad y angustia
- Hostilidad y agresividad
- Tendencia a decir mentiras o hacer trampa
Psicológicos
- Estrés postraumático
- Baja autoestima
- Trastornos depresivos
- Daño autoinflingido
- Tendencias suicidas
De tipo social
- Falta de empatía con quienes los rodean
- Imposibilidad para generar relaciones respetuosas
- No expresan sus necesidades o afectos intentando no dar problemas
- Sexualidad temprana
- Interés por las drogas o tendencia a otras adicciones
La Unicef reveló que en diversos países entre un 80% y un 98% de los niños sufren castigos corporales en el hogar.