1. Mientras te bañas
Con los dedos extendidos toca con firmeza tus senos. Usa tu mano derecha para examinar el seno izquierdo y viceversa; pálpalo completo (de arriba hacia abajo y de lado a lado). Toca desde tu clavícula hasta la parte superior del abdomen y de tu axila al esternón. No olvides observar el pezón: su aspecto, color y textura. Presta atención a cualquier bolita, abultamiento, o cambio en su apariencia.
2. Frente a un espejo
Coloca tus brazos a los costados y busca en cada uno de tus pechos alteraciones como bultos, hinchazón, enrojecimiento o hundimientos en la piel, cambios en la coloración y la forma de los pezones; toma en cuenta que éstos deben proyectarse hacia afuera y no estar retraídos o hundidos. Apoya tus manos en las caderas e inclina los hombros hacia delante, luego levanta los brazos por encima de tu cabeza; en ambas posiciones vuelve a examinar distorsiones visibles en senos, pezones y axilas.
3. Acostada

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Coloca una almohada debajo de tu hombro derecho, pon el brazo detrás de tu cabeza, con las yemas de los dedos de tu mano izquierda, presiona sobre tu seno derecho firmemente y haz pequeños movimientos circulares; realízalos de adentro hacia afuera, en el sentido de las manecillas del reloj y en dirección contraria cubriendo todo el pecho. Después, oprime cada pezón y vigila si tienes algún tipo de secreción o fisura. Repite estos pasos con tu seno izquierdo.
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