¡Adiós a la acumulación de objetos!

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Te damos 5 tips para lograrlo.

«Lo que entra no sale», esa es probablemente tu actitud hacia todo lo que ha llegado a tu vida, pero aunque no lo creas, la acumulación te priva a ti y tu familia de energía, libertad y espacio. Peter Walsh, autor del bestseller It’s All Too Much: An Easy Plan for Living a Richer Life with Less Stuff, señala: “Hay una razón por la que los objetos son aplastantes: todo lo que poseemos tiene una emoción y un recuerdo”, además “asociamos lo que poseemos con una persona, un evento específico, o un recuerdo memorable”.

Mira a tu alrededor

Y verás que las cosas se adueñan cautelosamente de tu casa. Llega un punto en que ya no eres consciente y las bloqueas de tus sentidos, están ahí, pasarás sobre ellas y darás vuelta para evitarlas.

Cuando las habitaciones o los espacios comienzan a adoptar una función que no era la original, hay un problema de sobre-acumulación. Por ejemplo, un escritorio se convierte en una mesa para poner una pila de documentos, el cuarto de lavado está lleno de aparatos electrónicos que ya no sirven, la cuna que alguna vez fue de tu bebé ahora está llena de juguetes y ropa.

¿Qué hacer?

Erin Rooney Dooland, editora en jefe del sitio unclutterer.com, quien se confiesa ex acumuladora recomienda lo siguiente:



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  1. Tira abajo el museo

El apego es una manera de no querer olvidar la historia que has ido construyendo. El dulce que te regalaron en el avión en tu primer viaje, el chismógrafo de tercero de secundaria o los cerillos del restaurante en donde se te declaró tu primer novio; por más preciados que sean, devoran el espacio cautelosamente.
Solución: Escoge 10 de esos recuerdos que realmente quieres conservar. De todo lo demás, toma fotos, así mantendrás la memoria y recuperarás el espacio.

  1. Ve el verdadero valor

Seguir con la computadora obsoleta y los libros de Mercadotecnia del primer semestre de carrera no agrega nada a tu vida. Probablemente han hecho actualizaciones. Pero si piensas en lo que te costaron, haces de eso una razón para no desecharlos.
Solución: Véndelos aunque juntes algo simbólico. Piensa que con eso puedes ir al salón y cambiar tu corte de pelo.

  1. Conócete

Tal vez pienses en correr una hora diaria en la caminadora, leer todos los libros de literatura latinoamericana y hornear toda clase de galletas para tus hijos. Pero en realidad odias el ejercicio, te gusta leer libros de autoayuda y la repostería no es lo tuyo.
Solución: Vende la caminadora, regala los utensilios de repostería a alguien que sí haga pasteles y dona los libros que nunca leerás.

  1. No lo vas a arreglar

Las sábanas deshilachadas que ya no tienen remedio o los zapatos de hace cuatro años con la tira rota, los guardas para arreglarlos en un futuro. Pero si vieras esos zapatos hoy en una tienda, ¿los comprarías? Si la respuesta es no, quiere decir que estás considerando gastar dinero en algo que ni siquiera usarás.
Solución: Tíralo, ya no sirve.

  1. Vele el diente al caballo regalado

Guardas todo lo que te regalan, los cuadros repujados, el jarrón de vidrio soplado, un suéter de macramé, en fin, piensas que es una señal de que los “valoras” y sería muy rudo deshacerte de ellos. Además, ¿qué tal si la persona que te los dio se da cuenta de que no está en tu casa? ¿Sabes algo? No lo notará.
Solución: Deshazte de todos los regalos, en especial de los que no son útiles.

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