A diferencia de las vitaminas o las medicinas, no existe una dosis de sexo recomendada para asegurar una vida plena, pero si uno de los dos se siente frustrado e incomprendido en sus necesidades, esto permeará en otros aspectos de la relación.
Hay desajustes hormonales y de salud que influyen en la apatía sexual o el bajo deseo; sin embargo la falta de ganas de contacto físico puede ser una forma de comunicar una molestia o un desacuerdo de fondo.
Más que placer
Según la psicóloga y terapeuta estadounidense Michele Weiner-Davis, el sexo no se limita a lo físico sino que también:
- Significa conexión, intimidad, cercanía, afecto, sentirse atractivo y completo
- Se trata de un aspecto básico que, si no está siendo percibido de la misma manera en importancia, intensidad y calidad, puede provocar tensión, ira, discusiones e incluso la separación
- Cuando se acaban las expresiones corporales de amor, la distancia emocional crece y la convivencia se vuelve mucho más fraternal y frágil
Apetitos incompatibles
- El que está menos interesado suele dictar el ritmo, a pesar de que reciba presión para dar más
- Quien está más hambriento puede obsesionarse con el asunto, sentirse rechazado y bloquear la comunicación o buscar mecanismos que los alejen, por ejemplo dejar de tomar la iniciativa
¿Podemos hablar?

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En su libro Felizmente casados, sexualmente felices, Weiner refiere que lo que en verdad pone en peligro a la pareja es notar que el menos apasionado no hace algún esfuerzo por solucionar el problema de un modo distinto a quedarse callado o fingir que nada sucede.
Por eso siéntense a conversarlo y en lugar de asumir o “leer la mente” del otro, sigan estas recomendaciones:
- Si van a promover la plática, no inicien con una queja o crítica sino con un comentario positivo sobre sus deseos de reencontrarse
- Háganlo por turnos establecidos y con pausas para que uno le confirme al otro lo que ha entendido
- Expresen tanto sus ideas y fantasías para intensificar el placer como sus inseguridades y lo que les incomoda del sexo
- Refiéranse a acciones concretas y no usen frases con siempre o nunca del tipo: “Tú nunca me tocas” o “Siempre prefieres hacerlo sin preámbulo”. Mencionen lo que quieren lograr no sólo aquello que no está funcionando
- Hablen en primera persona para dejar claro lo que no les gusta; así se ahorrarán juicios que puedan resultan muy incómodos. Cambien un: “Así no deben ser las cosas” por “No entiendo por qué te has alejado, ayúdame a comprender para poder solucionarlo”
- Cuando no quieran tener relaciones, eviten que el otro se sienta rechazado y ofrezcan alternativas no únicamente pretextos; en vez de: “Tengo mucho sueño” digan: “Me encantaría pero después de descansar un rato o ¿qué te parece si mañana que llegaré temprano a casa?”
- Busquen nuevas formas de mejorar otras áreas de la relación. De ser necesario, tomen terapia de pareja o acudan con un sexólogo
¡Disfrútense!