El Parkinson es una enfermedad neurológica caracterizada por la pérdida prematura de algunas células del cerebro específicas y tiene un curso crónico y progresivo. En México 4.6 millones de personas mayores de 50 años la padecen, y debido al alto índice de casos es importante que médicos, familiares y la sociedad en general, trabajen juntos para que los pacientes tengan una mejor calidad de vida.
El padecimiento suele comenzar entre los entre los 50 y 65 años de edad y a nivel mundial se estima que el 2% de la población la tiene, aunque existen casos en que se manifiesta antes de los 40 años, conocidos como Parkinson de inicio temprano. Incluso hay un tipo de Parkinson que se presenta antes de los 20 años y se denomina juvenil.
Los síntomas son de dos tipos: motores o no motores y, generalmente comienza con síntomas no motores en etapa preclínica; es decir, cuando aún no se ha realizado algún diagnóstico. Los signos de alerta son:
– Alteraciones de sueño
– Problemas de olfato

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– Lentitud
– Temblor
– Rigidez
– Inestabilidad
– Problemas para caminar
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Es importante mencionar que no es una enfermedad contagiosa, no tiene cura, no es una sentencia de muerte y no es ocasionada por disgustos. Este padecimiento debe ser diagnosticado oportunamente con la guía de un neurólogo y llevar un tratamiento multidisciplinario que incluya terapia médica, rehabilitación física y grupos de apoyo.
Dentro de sus causas se encuentran factores genéticos que entran en juego con factores ambientales aún no bien identificados y el envejecimiento prematuro ya no se acepta como un modelo fisiopatológico; sin embargo, los síntomas aparecen cuando se produce una disminución en la secreción de dopamina y otros neurotransmisores relacionados; se trata de un desequilibrio químico.