Siempre es un buen momento y por lo tanto, una nueva oportunidad. Deja atrás los pretextos y ¡date atención!
- Hormonas. Aunque sólo las recordamos cuando nos dan problemas, síntomas comunes como fatiga, irritabilidad, apetito recurrente, aumento de peso e intolerancia al frío, pueden estar relacionadas con descompensaciones tiroideas o suprarrenales que incluso, se detectan a través de las emociones. Considéralo.
- Nutrición. Es repetitivo pero en verdad, lo que comes hace la diferencia entre sentirte satisfecha y con energía a hambrienta y ansiosa. Olvídate de las dietas rápidas y mientras acudes al nutriólogo, practica medidas como olvidarte de los refrescos y bebidas azucaradas, asegurarte de que todas tus comidas contengan una ración de vegetales y tomar un vaso de agua antes y después de comer
- Movimiento físico y mental. El ejercicio además de redefinir tu figura, aumenta tu nivel de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad y brinda una sensación de confort. Para el cerebro, deletrea rápidamente nombres extranjeros, haz crucigramas y forma el símbolo de infinito con ojos, brazos, piernas y caderas.
- Descanso. Dormir ocho horas todos los días, ayuda a tu concentración, alivia dolores en general y hace que tus músculos se relajen. Por si fuera poco, ¡evita que subas de peso! Al tener cubierto el estímulo de la saciedad, tu apetito disminuye.